jueves, 19 de mayo de 2011

Rasputín y los Romanov 1º Parte





Cuarto personaje de este blog de historia, no es un blog exclusivamente femenino, ya que tengo intención de escribir sobre hombres tan carismáticos como Pedro el Grande, Iván el Terrible, Luis XIV o Enrique VIII.
Esta semana aún no es el turno de ninguno de los mencionados arriba, como ya fui anunciando hace tiempo, llega el turno del controvertido y carismático Rasputín, un hombre juzgado por muchos y entendido por pocos.
Se lanzaron sobre él cientos de rumores, muchos de ellos descabellados. He leído unos cuantos libros sobre él y tengo la suerte de encontrar uno de ellos que se basa en relatos contados por la hija de Rasputín, María, hechos reales vistos por ella o contados por su padre. Mezclado diferentes opiniones y hechos, intento ser lo más detallada, objetiva y real en este personaje.

Naturalmente es imposible escribir sobre la vida de Rasputín sin hablar de los Romanov, pero para esta dinastía tenía pensado escribir un relato largo, dedicado a cada uno de sus personajes tal y como ellos lo merecen, así pues, me centraré en esta ocasión en Rasputín y en su momento contaré mas detalles en su relato correspondiente al fatídico destino de los Romanov.












Procedencia familiar:



Un meteorito cruzó el cielo de Siberia occidental la noche del 23 de enero de 1871 (también dicen el 10 de enero de 1869), aquella noche nació Grígori Efimovich Rasputín. Su madre se llama Ana Egorovna y su padre Efim Akovlevich Rasputín, llevaban diez años casados cuando nació el pequeño. Eran granjeros, su vida era agradable y mejoraba poco a poco, pero sus inicios no fueron precisamente así.

Al poco de casarse Efim Rasputín era el cochero Imperial, en esa época era bastante mujeriego. Se casó con Ana por una especie de bravata, al poco tiempo nació una niña, que era epiléptica. El hombre no estaba a gusto con la vida que llevaba y decidió arrojarse a la bebida.

Una noche, cuando dormía en un establo, a causa de una de sus habituales borracheras, un ladrón le robó uno de los caballos del carruaje imperial. Sus jefes ya le habían advertido que dejase la bebida, y para colmo le acusaron de haber perdido aquel caballo en una apuesta de cartas. Lo que significó una falta muy grave.

En aquella época reinaba Alejandro II, éste gobernaba con puño de hierro y por una cosa así hubiera podido morir a latigazos, pero Efim tuvo suerte, no fue torturado. Su condena fue seis meses de cárcel y la pérdida de su trabajo. Mientras estaba encarcelado su mujer y su hija se fueron a vivir con los padres de ésta.


Aquel desastre que venía de la bebida hizo darse cuenta a Efim Rasputín lo mucho que quería a su mujer y a su hija y le hizo sentirse afortunado con lo que tenía. Aquello le dio fuerzas para querer fundar un buen hogar.

Pidió consejo a su suegro y haciéndole caso, emigró a Siberia occidental que por aquel tiempo era un gran terreno desierto y el gobierno deseaba que fuera colonizado.
A Efim le fueron asignadas cincuenta verstas cuadradas de tierra y diez más de bosque. Tuvo mucha suerte por la que la tierra era fértil, trabajó muy duro, Ana y él administraron bien el dinero y su suegro les prestó un poco de dinero, gracias a todo aquello, en seguida Efim se convirtió en uno de los hombres más prósperos de la aldea de Pokrovskoé.
En 1869 nació un niño llamado Mijaíl, Misha de forma cariñosa, era fuerte y muy listo, dijo sus primeras palabras antes de cumplir los doce meses.

Cuando nació Grígori, su padre acababa de comprar al gobierno una franja de terreno en la pradera y fue nombrado jefe de la aldea. Todo les iba estupendamente. Al igual que Misha, el diminutivo de Grígori fue Grisha, así era conocido en su aldea.

Grisha demostró desde pequeño su inteligencia, con ocho meses andaba, pero no fueron hasta pasados los 24 meses que comenzó a hablar, el niño solía mirar las conversaciones de los adultos y parecía entenderlas, se cree que no hablo antes de los dos años por que no tuvo necesidad de ello.



Infancia:




Desde niño, Grígori dio muestras de "poderes curativos" en el sentido de que cuando un animal estaba enfermo, el niño se sentaba a su lado, apoyaba la cabeza o sus manos en la parte afectada del animal, y este a las pocas horas estaba recuperado. Estos sucesos comenzaron cuando cumplió un año, y ocurrieron a menudo durante toda su infancia. Cuando iba a pescar o pasear con su hermano Misha, el pequeño Grisha podía ver peces en el fondo del río que los demás no podían ver, y percibía la naturaleza de forma diferente, el chiquillo nunca comprendió por que su hermano y sus amigos le veían como un bicho raro.

Un día, cuando Rasputín dijo que un aldeano había muerto, cuando nadie más lo sabía aún, su madre no le creyó, cuando preguntó en la aldea y comprobó que era cierto, comenzó a alarmarse, a pesar de que su tía Dunya decía poseer también poderes clarividentes.

Además de estas características, el pequeño Grisha, al igual que el resto de Siberianos, poseía una sinceridad que duró toda su vida, aún sabiendo que a veces la verdad hacía daño a las personas.

Ocurrió un suceso en 1883 que marcaría para siempre a Rasputín. Una mañana su hermano Misha sugirió ir a pasar el día en el campo, la primavera duraba poco, así que aprovecharon el día y finalmente llegaron a una zona del río en el que el agua tenía mucha fuerza a pesar de cubrirles solo hasta la cintura. Misha que ya era adolescente, bastante temerario, se lanzó al agua, Grisha se estaba desvistiendo para bañarse cuando escucho los gritos de su hermano. Éste luchaba en el agua, pero el río lo arrastraba con fuerza, Rasputín se lanzó al agua, que estaba helada, y trato de coger a su hermano, agarrado a un arbusto, pero fue arrastrado junto con Misha por la fuerza del río, doscientos metros más abajo, Arkhip Kaledin, herrero y vecino suyo les vio e inmediatamente se tiró al río para salvarles, agarrándose a la hierba de la orilla estiro el brazo y agarro a Grisha, éste no soltó a su hermano y con dificultades finalmente los tres pudieron salir de aquel infierno.

Los dos chavales estaban muertos de frío, fueron llevados inmediatamente a su casa y llamaron a la comadrona, pues en aquel poblado no había médico, pero ella no poseía conocimientos suficientes para ayudarles.

Por la noche muchachos deliraban, Misha murió dos días más tarde, su débil cuerpo no resistió la pulmonía, Rasputín tuvo más suerte, su cama estaba situada en la cocina, por lo que obtuvo más calor, en cuanto despertó preguntó por su hermano y ya sabía que había muerto, la tristeza lo invadió y tardó tres meses en volver a levantarse de la cama. Durante los delirios y la fiebre, el joven Grigori afirma haber visto a la Virgen, y que le ha curado a cambio de cumplir una misión. El niño no vuelve a dormir bien y se sacude por las noches por que la Virgen no vuelve a su lado, sufre terrores nocturnos. El insomnio acompañará a Rasputín el resto de su vida. También provoca que se orine la cama durante muchos años, incluso después de ser padre.

Más adelante cuando se recuperó, se produjo el robo de un caballo en la aldea, Rasputín identificó al ladrón si conocer los detalles del robo, registraron la casa de aquel hombre y vieron que el niño no se equivocaba, pero a su madre no le agradaba que se metiera en esos asuntos ni que tuviera aquella reputación.

Al haber muerto su hermano, Grisha era el hombre de la casa, la adolescencia llegó rápido y se distanció de su padre cuando vio que debía ocupar su lugar, no es que fuera un chico poco trabajador, pero pensar en las tareas que le aguardaban le aburrían, siempre que podía se escapaba y meditaba.




Adolescencia y matrimonio:




Con el tiempo desarrolló una gran perspicacia lo que le dio la reputación de que leía la mente.

Por aquel entonces ya había escuchado algunos sermones del párroco y empezó a pensar en dios.


Con 14 años tira a golpes a un anciano para robarle, ello le supone un castigo de 20 latigazos en la plaza del pueblo, propinados por un cosaco, pero Grigori se muestra chulesco, afirma poder aguantar otros 20 latigazos más.

A los 16 años pierde la virginidad con un suceso que marcará su carácter lujurioso el resto de su vida. Este acontecimiento lo relata su hija María en el libro titulado "Recuerdos".

La esposa de un general anciano estaba aburrida de éste y obsesionada con Rasputín, encontraba muy atractivos sus ojos azules y su actitud rebelde. Decide enseñarle a "ser un hombre", para ello utiliza la ayuda de seis de sus criadas. El grupo de chicas lleva a Rasputín hasta el dormitorio de la señora, se cuenta que:


Se abalanzaron sobre él como una manada de lobas sobre un corderillo, atormentándolo y torturándolo mientras jugueteaban con él. Un hombre con experiencia habría encontrado algún placer en aquel encuentro con un pelotón de jóvenes excitadas. Pero Grishka (Grisha) no experimentó placer alguno. Mientras disfrutaban de su cuerpo, él sufría ante el fin de su sueño romántico y a causa de su deseo insatisfecho las jóvenes terminaron con él, sacaron del dormitorio su cuerpo desnudo e inconsciente y lo arrojaron a la calle...Allí permaneció tirado durante quien sabe cuánto tiempo.


A raíz de esto desprecia a menudo a las mujeres y las utiliza sin importar sus sentimientos, se dice que violó a una anciana y a dos niñas de doce y trece años.

Cuando alcanzó los 18 años, en un baile del pueblo, Grígori conoció a Prascovia Fedorovna Dubrovina, una hermosa joven rubia procedente de Ekaterimburgo, cuatro años mayor que él.

Al cumplir 19 años se casaron. Fue un matrimonio feliz, su mujer siempre le defendió y estaba muy orgullosa de él, ignorando los muchos y malos rumores que escucharía de su marido el resto de su vida. Consigue aplacar sus brotes de ira y aguanta a sus vecinas contar las infidelidades de su marido.

Rasputín que por aquel entonces ya bebe demasiado, se convierte en una persona temeraria, ataca personas y roba caballos, en una ocasión los aldeanos le pillan y le propinan una paliza, la policía llega y le salva la vida. Como castigo por su delito es desterrado 12 meses.


En octubre del año1894 siguiente nació su primer hijo, al que llamaron como al difunto hermano de Rasputín, Mijaíl. Pero no duró mucho, la pareja lloraba destrozada al ver que una pulmonía del bebé lo arrastró a la muerte. Rasputín lamentó haber llamado así a su primer hijo del resto de su vida.

Tuvieron tres hijos más.

El verano 1895 Prascovia volvía a estar embarazada, la pareja se había recuperado de la pérdida. Nació otro niño al que llamaron Dmitri, pero una vez más la mala suerte estaba allí, pues el niño era retrasado mental.

La siguiente en nacer fue Matryona Grigorievna Rasputina, a la que cariñosamente llamarían María, llegó la primavera de 1898, cuando Rasputín ya había comenzado a viajar y peregrinar.

La última en nacer fue Varvara en 1900, nació sana, no se sabe mucho sobre ella. En 1913 Rasputín llevó a sus hijas a San Petersburgo a vivir con él y las inscribió en un prestigioso colegio llamado Steblin-Kamensky para que se convirtieran en damas y tuvieran una excelente educación.




Rasputín con sus hijos





Continuará



 

Bibliografía:




Colin Wilson: El mago de Siberia.
Editorial Planeta, S.A... 1990.


Alejandra Vallejo-Nágera: Locos de la historia.
La Esfera de los Libros, S.L. 2007.


Imágenes procedentes de: wikipedia.org

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