jueves, 3 de marzo de 2011

La Princesa Palatina 4ª y última parte.



Hola una semana más.
Os dejo con el cuarto y último episodio de la extraordinaria vida de Liselotte.
Aún estoy pensando cual será el próximo personaje al que dedicaré algunas líneas, aunque ya tengo algunas ideas rondando por mi cabeza :).


Desengaños familiares:


Una de las cosas más claras en la vida de Liselotte, es la cantidad de situaciones que tuvo que aguantar a lo largo de su vida en la corte. Comenzó con un marido homosexual, borracho, inmoral, y siguió con un cuñado que no le importaba estar con cuatro mujeres a la vez y que se matasen entre ellas.
Otro golpe de destino le aguarda a Madame, y es observar como su amado Felipe(su hijo favorito) pasa de ser una excelente opción para el trono francés, alguien culto y preparado, a convertirse en el retrato de su padre (versión heterosexual), así describe a su propio hijo Madame: "Se dedica a zampar, a emborracharse y a ir de putas". La pobre mujer solo puede afrontar un disgusto tras otro.

Quizás se sienta culpable de la situación, ya que ella misma autorizó a que instruyeran sexualmente a su hijo a temprana edad, por temor a que saliera homosexual como su padre, así lo relata Liselotte en una de sus cartas:
"A los trece años, mi hijo es ya todo un hombre. Una dama respetable le ha instruido", si en ese momento sintió alivio por saber que el hijo no se parece a su padre en gustos sexuales, fomentó su vicio por el sexo demasiado temprano con las terribles consecuencias actuales.

Para más inri, cuando el chico cumple quince años arde en deseos de enseñar sus dotes a una niña de trece años hija del conserje de Paláis Royal, además la deja embarazada, el padre de la niña hecho una furia reclama a Liselotte, quien a carcajadas se declara muy feliz de saber que su hijo realiza tan hermosos regalos a las jóvenes. Durante un tiempo, Madame se hará cargo del "regalo" que hace su hijo a la joven Léonore (que así se llama la embarazada).

En una de las cartas que escribe Liselotte, exculpa a su hijo diciendo:

Los jóvenes de aquí están increíblemente inclinados al libertinaje y al vicio. Mienten, hacen trampas y consideran una desgracia el ser honorables; se dedican a zampar, emborracharse, decir palabrotas y admirar a quien, entre ellos, es el más grosero.(Carta escrita en Versalles el 2 de agosto de 1686)

Además Madame emplea un agudo sentido del humor cuando las faltas de su hijo son imperdonables: "Las hadas acudieron a mi alumbramiento, concediendo cada una un talento a mi hijo, que los reunió todos". Desgraciadamente se había quedado olvidada un hada vieja que, llegando después que las otras, exclamó: " Tendrá todos los talentos, salvo el de hacer buen uso de ellos".


Felipe II de Orleáns, hijo de Madame y Monsieur.


Para terminar de hacerle la vida imposible, cuando su hijo cumplió 18 primaveras, Luis XIV decidió casarle con una de sus propias hijas, Françoise-Marie de 14 años de edad, y la madre es nada más y nada menos que la duquesa de Montespan.
Madame, al conocer el propósito del rey se indignó pero no se atrevió a decirle nada, sabiendo que no podía contar con el apoyo de su marido (que no se enfrentó a su hermano hasta poco antes de su muerte, diciéndole: «Sin sacar ningún provecho de este matrimonio, Felipe no conservará más que la vergüenza y el deshonor».

Liselotte mostró su descontento cuando le comunicaron la noticia, dando la espalda al rey tras haberle hecho la reverencia, a continuación su hijo Felipe sale tras ella y le agarra la mano con intención de besarla para que no se marche, ella le propinó con esa misma mano una enorme bofetada delante de toda la corte, el sonido retumba por toda la sala, el pobre príncipe no sabe qué cara poner.
El Rey al ver la escena hace un gran esfuerzo retorciendo su barbilla para no romper a reír.

La Princesa Palatina comenta su desdicha en esta carta:

Mis ojos terminaron tan cargados e hinchados que apenas puedo mirar a través de ellos (...). He estado tan contrariada que podría haber vomitado la noche entera.
(Carta escrita en Versalles el 10 de enero de 1692)

Madame odia a los bastardos más que ninguna otra cosa, también a las amantes del Rey, y le toca por nuera una combinación de ambas cosas.
Liselotte describe a Montespan como "una basura, una ramera"(palabras de una carta a su tía, la duquesa Sofía el 14 de abril de 1688). Comenta también "me hierve la sangre cada vez que veo a uno de sus bastardos".

Las cenas a las que obliga a asistir el Rey a Madame y su hija Françoise (la futura nuera de Liselotte), no pueden ser más tensas, así describe Madame a su nuera:

Extremadamente enfermiza, sus ojos tienen un aspecto tan pesado que temo que se vuelva ciega algún día. Pero sobre todo es hija de un doble adulterio, y encima también es hija de la mujer más bruja y desesperada que existe en la tierra.
(Saint-Cloud, 14 de abril 1688)



 Francisca María de Borbón, hija de Luis XIV, nuera de Madame.



La noticia recorre toda Europa y los familiares de Liselotte temen por su futuro en Francia, ella les tranquiliza escribiéndoles esta carta:

Intento poner la mejor cara posible y finjo satisfacción que, francamente, estoy lejos de sentir. (...) En lo que concierne a mi futura nuera, creo que no tendré problemas para acostumbrarme a ella, puesto que no nos vemos lo suficiente para que resulte un fastidio. Decir buenos días y buenas noches ocupa muy poco tiempo.
(Carta escrita en Versalles, 10 de enero de 1692).


Como guinda, Liselotte debe tragarse la gran repulsión que su nuera le produce, ya que es la encargada de entregarle camisón en la noche de bodas de su hijo.

Además debe ver como el matrimonio de su hijo no es feliz, y éste sigue aumentando su número de malos hábitos, así lo expresa:

Me produce gran lástima ver a mi hijo abandonarse en los brazos del libertinaje, en las malas compañías, en el despilfarro y la insensatez; aunque no me sorprende que lo haga dado cómo le han tratado. (Versalles 16 de marzo de 1698).

Una vez más quita cualquier culpa que pueda tener su hijo y culpa de su desdicha a su nuera y su cuñado Luis XIV, siendo los causantes de los males propios y de Felipe.


Además Madame comenta de su nuera:

En cuanto a la mujer de mi hijo, no puede quejarse de mí, puesto que la trato bien y con educación, pero en toda mi vida conseguiré quererla, pues es la mujer más antipática del mundo entero; su figura está completamente desfondada, su cara es horrible, todo cuanto hace resulta desagradable y encima ella se cree bella, se acicala todo el tiempo y va llena de aceites y cosméticos. (...) Confieso que me resulta agotador tomarme tanto esfuerzo con ella. (Saint-Cloud, 7 de agosto de 1692)

Debemos suponer que dichos esfuerzos que comenta Liselotte, seguramente no vengan de su propia voluntad, sino de su cuñado Luis XIV para mantener la familia unida aunque solo sea en apariencia, más aún tratándose de su propia hija.


Últimos años:


Madame, alrededor de cincuenta años.


El resto de la vida de Madame transcurre en segundo plano, por mucha rabia que le dé, solo le queda ver como su hijo y su nuera educan a sus nietos de forma desastrosa y hacen vidas separadas a excepción de sus obligaciones en el dormitorio.
Culpa al matrimonio de su hijo de su tristeza, dice que le ha destrozado la vida entera y que ha destruido su alegre disposición natural.

Liselotte denuncia así la situación de sus nietos:


Nunca he visto niños tan miserablemente educados como mis nietos. Un día pregunté a su aya por qué no estaba criando a estos niños como hizo con mis propios hijos y ella me contestó; con sus hijos yo contaba con su apoyo, pero cuando empecé a preocuparme de éstos su madre se reía en mi cara, a coro con sus hijos, cada vez que yo presentaba una queja. Por eso ahora les dejo hacer lo que les da la gana. (París, 9 de diciembre de 1717)


Y tiempo después añade:

La desastrosa crianza de mis nietos es una desgracia para este país. Mi nuera les deja hacer exactamente lo que les da la gana hasta que cumplen veinte años (...) yo no voy a torturarme intentando hacer lo que su madre ha deshecho.
(Saint-Cloud, 25 de septiembre de 1720).


Así pues, la relación de Liselotte con sus nietos tampoco es muy cercana, dada la relación con su nuera y la educación nefasta o más bien inexistente que reciben las criaturas.

Una de las nietas de Liselotte (a la que también dedicaré unas líneas en el blog), llamada Mlle. de Montpensier (la niña no tuvo nombre hasta que, al casarla, se dieron cuenta de que no tenía nombre! se lo pusieron sobre la marcha, siendo Luisa Isabel, Luis por el Rey y Isabel por su abuela, Madame) llegará a ser reina de España durante un corto periodo de tiempo y quedará en la historia española como la reina exhibicionista.



Luisa Isabel de Orleans 1724, nieta de la Princesa Palatina.


Liselotte describe así a su nieta y el momento de la partida de la pequeña a España:

No puede decirse de Mlle. de Montpensier sea fea; tiene los ojos bonitos, la piel blanca y fina, la nariz bien hecha aunque un poco delgada, la boca muy pequeña. Pero de todas, es la niña más desagradable que he visto en mi vida. Todas sus acciones, bien hable, bien coma o beba, impacientan cuando se presencia. Ciertamente no he derramado una lágrima, ni ella tampoco, cuando nos hemos dicho adieu. (Saint-Cloud, 6 de diciembre de 1721)


La Princesa Palatina sobre el año 1713


La vida de Liselotte se apaga el 8 de diciembre de 1722, con setenta y un años, llevándose al otro mundo una fama fatal que le acarrea el siguiente epitafio: "Aquí yace la ociosidad, la madre de todos los vicios"; los franceses la culpan de haber educado de forma pésima a ese regente (Felipe) que aguantan a duras penas. Felipe jamás en toda su vida, querrá a nadie tanto como quería a su madre, no logra ocultar sus lágrimas al recordarla. Sin el apoyo de su madre, a Felipe solo le queda esperar al declive.





 


Bibliografía:


Alejandra Vallejo-Nágera: Locos de la historia.
La Esfera de los Libros, S.L. 2007.


Imágenes procedentes de: wikipedia.org

3 comentarios:

  1. Una mujer con mucho carisma, interesante personaje de la corte del rey Sol el que nos has ofrecido. Su nieta proporcionó más de un quebradero de cabeza en la corte española jeje

    Saludos

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  2. Me alegro de que te guste ^^. Personalmente Liselotte me encanta, un caracter muy concreto y una mujer adelantada a su época en muchos aspectos.
    Tengo intención de escribir sobre su nieta por que es muy interesante también, aunque mi próximo personaje será Erzebeth Bathory :)

    Un abrazo!

    Gran trabajo con tu última entrada sobre la primera pelea de Enrique VIII y Catalina de Aragón.

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  3. jeje la pobre Catalina vaya cruz llevaba con las Anas. Me alegra mucho que te haya gustado :-). Ahora estaré unos dias que no podré escribir pero cuando lo haga retomaré a Isabel y Fernando.

    Me divierte mucho Luisa Isabel y sus escándalos, tan díscola la pobrecita ... vaya lista de crímenes la de la Bathory y luego dicen de otras ...

    ¡Abrazos!

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